NUESTRA PERSPECTIVA BASADA EN EL EGO TIENE UN PRECIO
Líderes, adinerados, intelectuales, profesionales, obreros, poderosos, servidores, emprendedores, personas con carencias materiales, personas con carencias emocionales, personas con carencias de conocimientos, personas con carencias espirituales en general la mayoría incluyéndome procedemos, vemos y hacemos las cosas desde nuestra perspectiva ególatra e imperfecta y eso tiene un precio.
La vida en sí misma es un cambio constante y existe una guía única y universal que debemos sentir y mirar con el alma, con la misma ingenuidad e inocencia de un niño; lo esencial no está a la vista del ser humano. Los más astutos de los poderes en la historia mitificaron la verdad y nos venden teorías desvirtuadas a través de más de 4 mil organizaciones religiosas con fines lucrativos que van de la mano con los poderes gubernamentales acorde a la idiosincrasia de cada nación y continente. Cada organización vende una versión de Dios y Jesucristo en pro del control sublime de las masas. Otras tantas ofrecen dogmas de Dioses con el mismo fin.
Lamentablemente estamos tan distraídos en el ego, nuestra errática perfección y la banalidad que perdimos la facultad de sentir y mirar lo esencial. Lo esencial de nuestra biología, lo esencial de nuestra espiritualidad y lo esencial de nuestra conexión con nuestro planeta. Creamos y transformamos nuestras vidas desde lo individual hasta lo colectivo, siempre en la visión exterior, pero obviamos la creación y la transformación interior y subestimamos la dualidad de nuestra naturaleza humana, por ende, nos convertimos en seres insaciables y en la constante sensación de vacío y soledad en nuestras psiquis donde los placeres implican complacencia inmediata pero jamás mediata (en el tiempo).
En este sentido, Jesús de Nazaret planamente humano, con el sabio propósito divino de transformar desde la raíz nuestras dualidades humanas en su tiempo de existencia terrenal e incluso hasta nuestros días, sus manifestaciones son ininteligibles para las mayorías; contrariamente son tergiversadas a la conveniencia de quienes relatan y disfrazan la historia para mantener nuestra humanidad desconectada literalmente de nuestra comprensión espiritual interna.
Somos una creación divina tan compleja y perfecta que erramos (pecamos) en definirnos de manera muy superficial e ignoramos nuestra complejidad biológica, espiritual y energética desconectando la simbiosis que existe en nuestro ser con todo lo que yace en vida en el universo, porque somos parte de ese todo infinito. Finalmente, tenemos incluso el libre albedrío de decidir a quien pertenecemos en este mundo dual y de alguna manera reconocer nuestro propósito esencial de existencia en esta tierra tán enigmática como nuestra propia naturaleza.

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