SENTIR DE UNA MADRE INDOMABLE A SUS HIJOS
Por : Erika Calanche Ramos
Alma indomable que no
se rinde ante los inicuos, menos se detiene ante quienes traicionan
sentimientos y pensamientos, no camina al lado de los cobardes. Recorre el andar siempre con la fe de
encontrar sueños que otros creen imposibles.
Ahora son dos hijos,
para ellos su dicha y sembrar en sus corazones y conciencias valores y amor que
forme caballeros y luchadores justos para otros y para sí mismos. El amor para
la existencia de ambos no sea causa de temor en sus corazones sino la gloria.
Sus genes quizás no
fueron escogidos, pero sus espíritus creadores deben ser galopantes nunca
cesante, que el tiempo sea incalculable, valioso y prospero para que sientan
que cada segundo es la resurrección. Que no existan normas ortodoxas que les
limite su andar y menos que castre su visión de amor y justicia ante el mundo.
Que vivan y sientan
plenamente cada momento, que aprecien lo más genuino de la existencia, que
respiren y aprecien más la naturaleza que el asfixiante dióxido de carbono de
este mundo banal.
La misión en este
andar, es sentir cada momento plenamente, sentir con amor y conciencia la
justicia y vomitar la verdad a quienes les duela escucharla sin importar
merecer amor u odio. Sin temor, levantarse de las caídas causadas por aquellos
golpes que se le enseñan al corazón, abierto sin temor a recibir el vendaval de
pasiones que endulza sin condición.
Lo único que causa
temor a esta madre rebelde, es que perezcan sus dos únicos que saben desde el
vientre quien se es y que se siente, únicos amores fieles y dignos para vivir y
morir.
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