MARGENES QUE DIVIDEN LA HUMANIDAD Y CONLLEVAN AL ÉXODO


Por: Erika Calanche Ramos

La humanidad conquista y divide espacios, en consecuencia, también divide y esclaviza su naturaleza. En este sentido, surge el éxodo y la emigración como una alternativa de las personas de desplazarse de un territorio a otro en búsqueda de la libertad que castramos bajo el concepto de colonia, territorialidad, conquista, imperio y poder que nos desconecta de los principios de convivencia y a su vez vulnera el equilibrio poblacional. 

Racionalmente, puede comprenderse el hecho de conformar etnias, grupos, colonias para convivir y desarrollarnos acorde a un concepto de identidad e intereses culturales de producción e institucionalidad familiar y social que nos defina. Sin embargo, cuando está implícito en este hecho natural la supremacía, entonces surge la conquista y con esta situación, el hecho de subyugar desde su propia nación y a toda aquella que se pretenda colonizar. 


La historia nos narra el mismo hecho aberrante de supremacía, conquista, sacrificios, guerras y surgen dos sencillas interrogantes en pro de qué y para qué, si nuestra existencia en si misma es tan efímera que no supera 100 años. Los imperios pueden incluso superar un siglo, pero igualmente en el tiempo perecen ante otros que se imponen porque el anterior se vence acorde a la mal concebida evolución ideológica que desde mi concepción es involución.  

En estas tristes y bizarras historias que se nos han contado y que permanecen escritas en diversos textos bíblicos, educativos e informativos como la egipcia, la romana, la nazi y la que encarnamos y vivimos ahora de manera antagónica, es que los grupos más lúgubres, poderosos y adinerados estuvieron, están y estarán representados por un grupo minúsculo que no supera el 5% de la población global. La masa poblacional siempre ha sido colonizada por un grupo minoritario, la razón de este hecho es porque es más sencillo para las mayorías subyugarnos y ser seducidos por la banalidad mental y espiritual. 

Nos rendimos por el hecho de delegar a otros lo que por esencia nos corresponde a cada ser y no es más que vivir a plenitud como lo hacen los animales, las plantas y los seres vivos que según nuestra condición de raciocinio definen como carentes de razón y consciencia; pero es preciso destacar, que son seres que sabiamente respetan el bioma de la existencia. El miedo y la acción por mimesis, es otro factor psicológico que nos ata al grillete del poderoso que decide subyugar desde tu mente hasta tu alma.

Es conveniente para las mayorías estos linderos mentales y físicos que nos margina social, ideológica, económica y humanamente. Es indigno depender de representantes religiosos carentes de toda moral y valor espiritual; de representantes gubernamentales que de manera descarada denotan su interés en el dinero y el poder, y aún a sabiendas de tanta verdad, preferimos ser parte de la permisividad, aplaudir y darle valor a lo desvalorizado y a la depravación. Muy lamentablemente, la historia en nada ha cambiado; lo que cambian son los tiempos y las maneras de subyugarnos.


En este sentido, seremos seres en condición de éxodo, en búsqueda de la mal comprendida libertad y es que ningún espacio del globo terráqueo es libre, ni menos goza del significante real de soberanía, somos esclavos de diversos sistemas políticos, anárquicos, económicos y sociales que conllevan al detrimento de nuestra familia, descendencia, países y naciones en general. En la historia, se les atribuye a los judíos el protagonismo del éxodo. Sin embargo, diversas sociedades y naciones han sido parte y protagonistas del desplazamiento. Por ende, la emigración ha sido, es y será encarnada por una gran mayoría de la población global en los diversos tiempos, mientras existan estos márgenes que nos dividen.

Lamentablemente, quienes nacieron para mostrarnos genuinamente la verdad y elevaron a viva voz alternativas para garantizar la convivencia humana sana, sensata, plena de justicia, libertad y equidad, fueron silenciados de las formas más aberrantes y miserables por estas minorías que se han posado en los tronos del poder, sembrando de esta manera el miedo en nuestras venas de generación en generación para advertirnos las consecuencias nefastas de permitirnos ser realmente libres. Empero, el libro de la existencia está escrito de manera universal y son hechos que nuestra arrogancia no podrá eludir.


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