LA DAMA NO TIENE MEMORIA

Por: Erika Calanche Ramos La dama preserva en la memoria lo benigno y lo maligno. Se ha levantado tantas veces ha caído y ha amado tantas veces se ha decepcionado. La dama en la luz es un ave que vuela alto y en la sombra un ser voraz. Sus labios acarician o hieren, sus manos trazan la ruta de su destino en la misma frecuencia que sus piernas siguen el camino de su andar. Es errante, amante, constante e incluso obstinante. La dama es la niña que sueña alerta, que confía y no teme jugar desnuda. Es rebelde incrédula, su conciencia le incita sentir fe y explorar sin temor lo desconocido. Es la señora que llora para limpiar sus heridas, pero teme que sus pómulos sientan la grieta amarga de sus errores. La dama es la bruja que ha desdeñado una lista de ranas que han pretendido posarse en su vientre para sentir sus mieles. Es la damisela que besó sapos disfrazados de caballeros que fueron desnudados con pasión, locura y cordura. La dama no tiene memoria, se ríe del pasado, reta al pres...