DESIGUALDAD EN LA EDUCACIÓN DETRIME LOS VALORES DE FORMACIÓN


Por: Erika Calanche Ramos

Se cuestiona de manera mezquina la actual Ley Orgánica de Educación (LOE), la cual fue aprobada el pasado 15 de agosto en la Asamblea Nacional, previamente conversada y discutida por los integrantes de los consejos comunales de diversas regiones del país, el colectivo, los estudiantes, madres, padres y representantes comprometidos con el desarrollo integral de sus hijos e hijas y la participación equitativa de todos los que hacemos vida en este proceso de formación social.

Ciertamente, esta reforma de la Ley Orgánica de Educación fue iniciativa del Ejecutivo Nacional a la Asamblea, con el objetivo de que la misma se sometiera a evaluación y consenso social para su discusión y aprobación. Era natural pues, el rechazo de la misma por el sector de negación (partidos opositores y la iglesia católica). Sin embargo, no es éste el factor que deba ocupar a la mayoría de los venezolanos sino la concienciación de estas leyes para hacer de ellas letras vivas; es decir, nuestro deber es comprender el significante de las mismas que pretende canalizar de manera eficaz y eficiente los valores de formación y educación de nuestros herederos.

En consecuencia, es tarea y responsabilidad de todos ejecutarlas y no competencia única del Estado, pues una vez aprobada y plena en su ejercicio a través del respaldo de los órganos gubernamentales y rectores del sistema educativo de la nación (Ministerio del Poder Popular para la Educación), las universidades formadoras de pedagogos (Universidad Pedagógica Experimental), el compendio profesional (Educadores) en consonancia con las comunidades donde se desempeñan, la familia, los niños, las niñas y los jóvenes adolescentes integrados como un todo para hacer adecuado uso de este instrumento legislativo que defiende en cada uno de sus artículos los derechos universales para la formación del nuevo ser (hombre y mujer).

La inclusión, la participación y la praxis de la LOE depende de la conciencia de todos los venezolanos y venezolanas. Más aún de aquellos que sentados a la diestra del líder deshonran la premisa del socialismo, asimismo, los sectores politiqueros negados al crecimiento equitativo de la nación.

Aunado a lo antes expuesto, el Ejecutivo Nacional ha emprendido proyectos para optimizar, mejorar y transformar el concepto educativo radicado en los diversos sectores del país, ya que todos en su inicua clasificación han sido víctimas de los vicios de la inconsciencia educativa, por ejemplo en la definida clase alta: quienes actualmente se niegan a la implementación de la LOE deben cancelar cuotas excesivas de dinero para que sus hijos e hijas reciban una “educación digna” en base a doctrinas eclesiásticas que desde la óptica del autor son carentes de sensatez humana, ya que en nombre de Jesucristo se enseña a idolatrar la vanidad, el fatuo intelectualismo que excluye el sentido común de todas las realidades que embarga al mundo entero.

Por otro lado, está el sector de clase media: quienes igualmente se someten al pago educativo en colegios de primaria y secundaria que en su mayoría carecen de la licencia que otorga el Ministerio del Poder Popular para la Educación, acreditándolos como centros educacionales formales en su estructura. En los mismos, las matrículas educativas por niño y niña oscilan entre los trescientos y quinientos bolívares fuertes, lo cual equivale a un costo total por año en curso de mil y dos mil bolívares fuertes. Si se consideran los ingresos mensuales de cada padre y madre estos costos son antagónicos a la realidad económica.

A esta situación cabe sumar los excesos de las listas de los útiles escolares como cuadernos y materiales de estudio que solicitan por cada niño y niña, sobrepasando costos de 600 bolívares fuertes y alcanzando montos de 1.500 los más exigentes por no decir excesivamente consumistas.

Sin obviar que la dignificación sueldo - salario de los educadores de los centros educativos privados son literalmente miserables, quienes en su mayoría son estudiantes de las Universidades Pedagógicas Autónomas o de Tecnológicos Privados que forman Técnicos Superiores en Educación cada cual en su especialización.

Seguidamente, se presenta el caso de los centros educativos autónomos, estatales y públicos como escuelas, liceos y universidades que arrastran la desasistencia histórica y el deterioro del sistema de todas las partes que hacen vida para mejorar dichas condiciones. Caramba y es que nuestra educación adolece de amor y sentido de pertenencia desde el ente rector hasta la señora madre y el señor padre que lleva a su representado a formarse.

Cabe destacar que en las universidades públicas y autónomas, yacen grupos minúsculos nutridos de mezquindad que negocian y clasifican los ingresos de jóvenes, dependiendo del abolengo y del padrino que los referencie para su respectiva inscripción sin evaluar siquiera la demanda de la carreras, egresando a cantidades asimétricas abogados, médicos entre otra especialidad profesional sin considerar la realidad social y las necesidades de oficios en el país. En este sentido, nuestro sistema educativo es absolutamente desigual, por ende, el detrimento de la conciencia individual y colectiva se resigna al mutismo de los valores.

Actualmente, la LOE está abierta a la discusión de las diversas corrientes de pensamientos, aprovechemos esta herramienta para institucionalizar la educación en base al principio de la humanización de los valores, para que todas las personas en su justa conciencia tengan acceso al sistema de formación. Hagamos seres completos en mente y alma.

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