LÍDERES INÉDITOS VS. JEFES RETRÓGRADOS


“Las jefaturas detrimen la incorporación y cohesión de las fuerzas productivas. En este sentido, para alcanzar logros de índole social, económico y político es preciso que cada uno de nosotros apliquemos la esencia de ser líderes, trabajando en equipo en pro de beneficios comunes. Entonces, ¡Empecemos por responder a esta pregunta…! ¿Qué es lo que queremos para alcanzar el idealismo socialista?”

Por: Erika Calanche Ramos.

Ante todo es preciso reflexionar profundamente ¿Qué queremos para alcanzar el idealismo de esencia social?, y se exhorta a deliberar con amplio sentido cognitivo este punto porque causa mera preocupación como las acciones y actitudes de las personas ante el ejercicio de sus labores en todos los niveles jerárquicos afectan el desempeño laboral de convivencia de unos “contra” los otros.

En este sentido, nos hallamos en una vertiente de mandos que no arrojan resultados certeros, eficaces y eficientes en todas las áreas ocupacionales y sus diversas formas de producción en la sociedad venezolana. Llama la atención este fenómeno, porque en nuestro país se profesa infatigablemente el concepto de incorporación y cohesión de las fuerzas productivas, la equidad, el respeto, la justicia y el valor hacia los demás y de manera contradictoria la praxis es inicua.

Por ende, surge la interrogante de analizar de manera sagaz si todo aquel que profesa el idealismo socialista ha concebido su significante; profesar es sumamente importante porque se difunden y transmiten pensamientos; pero a su vez es imprescindible asumir acciones en concordancia al verbo en todos los espacios de convivencia: laboral, familiar y en general social, pues es la fiel muestra del sentimiento y la conciencia solidaria.

Considerando lo antes planteado, se invita al lector a evaluar la importancia de nutrir nuestra sociedad de líderes inéditos para que la generación de relevo no conciba la herencia quebrantada de seres retrógrados, presuntuosos, es decir, hombres y mujeres de competitividad severa negados al bien común. Por consiguiente, desde la perspectiva del autor es preciso plasmar la diferencia entre lo que implica sentir y actuar como líder y jefe.

Desde la perspectiva etimológica se define líder a la persona que posee cualidades necesarias para guiar a otros hacia objetivos comunes. Asimismo, es una cualidad personal, siendo algo inherente a la persona. No es algo que se adquiere por nombramiento, menos al puesto de dirección que se ejerce, sino una cualidad que se desarrolla personalmente. Por esta razón, el verdadero líder no deriva su autoridad del puesto que ocupa, sino de esa cualidad magnética e influyente que ha logrado desarrollar en su persona.

El líder logra la cooperación voluntaria de sus seguidores activando en estos entusiasmo, energía, disfrute y excitación en base al principio ideológico humanista que les impulsa, generando la liberación del potencial productivo en mujeres y hombres. Aunado a ello, al líder le gusta trabajar en equipo y necesita trabajar en equipo, porque liderazgo y equipo son dos conceptos que van de la mano. El líder en su magnánimo carisma atrae a las mejores personas de almas nobles, justas y apasionadas por los cambios positivos conforme al colectivo, pues en su sentido de razón no lucubra que alguien le haga sombra, de este modo, el equipo de mujeres y hombres eligen a su líder.

Consecuentemente a lo que implica el líder es preciso destacar que la influencia del liderazgo tal y como señala Chiavenato, Idalberto (1993) [1], es interpersonal ejercida en una situación, dirigida a través del proceso de comunicación humana a la consecución de diversos objetivos específicos". En tanto, a medida que cambian las condiciones y las personas, cambian los estilos de liderazgo, muestra de ello es el liderazgo históricamente presenta cinco edades: La edad de liderazgo de conquista, comercial, organizacional, de innovación y de información. Actualmente, la gente busca nuevos tipos de líderes que les ayuden a lograr sus metas.

Una vez definida la naturaleza del líder y el liderazgo en su efecto, a continuación se planteará la diferencia de lo que implica el significante de jefatura (jefes). “El jefe, tiene el vanidoso don de mando”, es decir, mandando presumen tener el poder, se endiosan posados en una silla figurativa de un cargo relevante o jerárquico según sea la escala piramidal de la empresa, organización, institución, ministerio y/o ente gubernamental. (Uso ególatra del poder). [3]

Sin embargo, el jefe existe por la autoridad, considera que la autoridad es un privilegio de mando, por lo general le gratifica inspirar miedo y debe saber cómo se manejan los procesos y métodos en su ejercicio pero no transfiere la información a quienes dirige para restar la capacidad de los otros ante él, es decir, estratégicamente los jefes suelen usar y no compartir ese conocimiento para crear dependencia del subalterno en él, lo cual alimenta significativamente su ego. Además, maneja a las personas como fichas, sin medir el potencial humano, menos aún se involucra con ellos.

Aunado a lo planteado, las jefaturas desde una perspectiva subjetiva se consideran “retrogradas”; en el que muchos recordarán su experiencia laboral inicial y actual de jefes diciendo: “Yo soy el jefe aquí”. “Yo también tomaré las decisiones, y yo les diré lo que quiero que hagan”. “Será mejor que cumplan con su trabajo porque estaré observando cada movimiento", “Por tu comportamiento serás amonestado y después de tres de éstas despedido” “NO cumples mis expectativas”. Se obvian acá expresiones que por ser un material para todo tipo de público no deben incluirse y por el respeto mismo que merece el autor al lector.

Sucesivamente, el nuevo milenio ha transformado las prácticas de las organizaciones y con ello las habilidades y características que el nuevo entorno de ejercicio laboral, político y social clama la presencia de líderes. Por ende, las características descritas señalan que el líder de hoy posee un perfil muy distinto al líder de décadas pasadas, cuyo patrón se ajustaba en mayor medida al control y la supervisión.

Por ende, los líderes del Siglo 21 por don divino nacen y se preparan en el proceso de convivencia humana de manera diferente para poder atender las necesidades de las personas. Por la necesidad misma del sistema del mundo vivido tendrán el arte de manejar la comunicación de manera flexible y humanista, siendo estos seres inéditos prójimos poderosos para acciones positivas con la capacidad de impulsar a la mayoría de las personas que desean cambios radicales y profundos en todos los espacios en los que se desenvuelven mujeres y hombres.

1. Idalberto Chiavenato, nacido en 1936 en el estado de São Paulo. Autor brasilero de reconocidos libros de administración de empresas y liderazgo organizacional.
2. ADAIR, J. (1990) Líderes, no jefes. Bogotá: Legis.
3. Palabras en base a la corta experiencia del autor.

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