CONQUISTAS DE MUJERES Y HOMBRES DEL SIGLO XXI


Por: Erika Calanche Ramos.

“Hombres y mujeres lucharon por conquistar territorios y formar naciones prósperas, debatieron y sacrificaron vidas por establecer sistemas políticos y normas que permitiesen sociedades justas, vencieron las inclemencias de la naturaleza y cautivaron la ciencia y la tecnología para abrir paso a un nuevo mundo: El siglo XXI”


La historia relata las osadías de hombres y mujeres en la búsqueda de la conquista de territorios, sistemas y poderes políticos que controlan las sociedades en base a normas y leyes; nos muestran la capacidad del ser para sobrellevar la noble e implacable naturaleza y el divino entendimiento de la humanidad para nutrir la ciencia y la tecnología. Sin embargo, todos estos cambios drásticos y radicales de la humanidad traen consigo el sacrificio de la vida de personas justas e injustas, el sacrificio de la naturaleza y el ambiente dejando implacables huellas en la conducta de los seres que hacemos vida en el planeta.

Se exhorta a esta breve reflexión, ya que para comprender las conquistas del ser humano de este nuevo siglo es preciso conocer la historia y el sentir de la generación pasada. No obstante, los escritores e historiadores plasman medianamente en sus líneas el mero sentir, la inspiración y la musa que motivó a estas mujeres y hombres de dones y misiones para emprender grandes batallas de armas y batallas ideológicas que enmarcaron la cognición y el comportamiento de las masas. En consecuencia, la nueva generación es efecto de aquellas causas.

En este sentido, las luchas del siglo XXI también están enfocadas a la eterna conquista del poder, la diferencia es que el poder de este nuevo mundo es diferente al poder del antiguo mundo. La lucha es menos perceptible pero más agresiva, las armas actuales no son cañones, ni bolas de fuego, son microscópicas bacterias y virus que aniquilan miles de vidas. La guerra de la nueva era se viste de lujo y permanece encendida las 24 horas, bombardea subliminalmente el inconciente y conduce a las personas al objetivo de quienes en sonrisas austeras seducen a través de la vanidad al desequilibrado consumo de la mayoría.

El ser humano del siglo XXI conquista de manera individual y el ingenio que le inspira tiene el nombre de una marca que le ha sido vendida a través de los medios de comunicación de masas. De manera frontal y maquiavélica las personas se disputan por el nombre de un cargo empresarial, organizacional o institucional sin que la lealtad, la ética y la vocación sea parte del motivo que les impulse a tal lucha. La conquista actualmente es individualista y superflua.

Si bien es cierto, las personas de antes y las de ahora anhelan los poderes incitados por la codicia a la riqueza, sólo que las riquezas actualmente no son vasijas contenidas de oro y piedras preciosas, menos baúles con cantidades valiosas de metales legítimos y morocotas, o titulados de reyes con grandiosos imperios y castillos. Las riquezas del la nueva era son los recursos minerales y energéticos que se utilizan económicamente como un arma política. Simultáneamente, la tecnología considerada también como una riqueza, es una herramienta para el avance de la ciencia fisicoquímica y natural en pro de la salud de las personas, tal tecnología se convierte en una amenaza cuando se utiliza como un recurso para la iniquidad del ser por el ser, su evolución es asombrosa tanto que supera la evolución del ser humano y aquel que disponga de la misma maneja la macro información global y aunque no sea perceptible este poder es mayor que el que otorga el oro negro y sus combustibles derivados.

La verdad, es que los seres humanos desde sus inicios descritos se han avocado con gran afán a luchas para conquistar el poder en toda su esencia y presencia. Sin embargo, la historia nos muestra que la ingenuidad, la nobleza, la humildad y el amor no son protagonistas en los hechos, mucho menos en las batallas emprendidas por hombres y mujeres en todos sus tiempos, claro está, que la bandera dilemática de las mismas fueron y son la justicia, la igualdad y la paz pero para alcanzar estas grandes damas heroicas es necesario aplicar cada día la magnanimidad del ser (honradez, generosidad, fidelidad y estima) la cual abrirá paso a la conquista absoluta y en armonía con nuestro planeta, respetando toda la vida que cohabita en el mismo.

En conclusión no se pretende desestimar los grandes logros de la humanidad sino que será este siglo XXI parte de la cadena de conquistas del ser, el cual dejará una huella para el siglo XXII esperando que se abra la divina brecha que nos hace humanos y por ende cese la lucha insaciable por todo y nada; verdaderamente, las conquistas de las almas nobles son imperceptibles y generan frutos genuinos para toda la humanidad, sin que estas líneas se consideren retórica de quien ahora les escribe.

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