FACINEROSOS PROFESAN EL PACIFISMO. ¿QUÉ SIGNIFICARÁ PARA ESTOS APÁTRIDAS LA PAZ?


Por: Erika Calanche Ramos

Su consigna carente de moral es “Queremos Paz”, “Somos Pacíficos y Exigimos un Dialogo”, “Libertad”, “Fuera Chávez”, “No a la Represión”… entre otras fatuas expresiones alineadas a un guión fascista, es decir, un plan perverso de la extrema derecha para alterar el orden público, generando caos y diseñando el escenario para quebrantar la paz de la MAYORÍA.

En este orden de ideas, surgen las siguientes interrogantes: ¿Qué tipo de paz es la que profesan y claman estos acémilas?, siendo estos los protagonistas de los consecutivos actos vandálicos, ¿Qué dialogo o debate exigen? Si carecen de fundamentos ideológicos sensatos y principios para desarrollar un debate reflexivo, ¿Se refieren a la Libertad o al Libertinaje? Pues en sus marchas las obscenidades y las ofensas verbales y físicas de un modo funambulesco engalana su consigna de lucha, ¿Cuál represión? Si son estos abyectos y birrias quienes llevan a cabo acciones crueles e ilícitas atentando en contra de la naturaleza con la quema de los árboles, del ambiente cada vez que vacían containeres de basura en las calles de las principales ciudades del país, de la paz y la seguridad ciudadana cuando toman abusivamente las Universidades Autónomas – dígase que éstas por ahora están regidas por directrices autoritarias y mezquinas –, sin obviar las piedras, golpes, bombas molotov y armas de fuego en contra de estudiantes, representantes y en síntesis Chavistas de este país, es decir, LA MAYORÍA, ¿Cuál Tolerancia? Sino toleran que los débiles, los pobres, los negros, “la chusma” según ellos tenga participación en los espacios, sociales, económicos y territoriales.

Entonces, ¿De qué derechos hablan estos gaznápiros? Sino dan cumplimiento a los deberes civiles y humanos establecidos en el marco legal y en los valores y principios morales de armonía colectiva y social. Asimismo, exigen espacios de participación y las actuales instituciones del Estado, que ellos califican inadecuadamente “Socialista y Dictatorial” –aclarando que el Concepto de Dictadura es la antítesis del Concepto de Socialismo, en tanto, es necesario que nutran la bondad del saber – en consecuencia, dando cumplimiento a las leyes se les ha cedido a estos soeces espacios para expresar sus confusos planteamientos y dirigidos discursos políticos en la Asamblea Nacional, en el Tribunal Supremo de Justicia, en algunas Universidades como la Universidad Experimental Politécnico (UNEXPO), Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL), Universidad de la Fuerza Armada Nacional (UNEFA), Universidad Central de Venezuela (UCV) e igualmente en los centros educativos privados: Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Universidad Simón Bolívar (USB), entre otros espacios públicos de la ciudad capital y aún así, estos vándalos arremeten en contra de las personas y los sabidos espacios públicos, con el objetivo de enervar y provocar a este pueblo noble y masivo (LA MAYORÍA).

Aunado a todos estos hechos suscitados, estos apátridas han burlado igualmente, los símbolos patrios de nuestra Mujer Heroica Venezuela, despojando a nuestra hermosa Bandera del Amarillo, Azul y Rojo y su octava estrella que da cumplimiento con el decreto del Libertador Simón Bolívar del año 1817, a propósito de la fundación de la provincia de Guayana, la cual constituía la octava provincia venezolana y la última en ser liberada del dominio español. Es mucho pedir, pretender que estos mal llamados “pacifistas” reconozcan el valor ideológico e histórico de nuestra Bandera y en general de esta tierra que les abriga.

Sin embargo, más que indignación, produce aflicción dichos pensares y acciones acometidas, ya que son también hijos paridos y otros acogidos por esta tierra y es una desdicha ver viles hermanos venezolanos maltratando y delinquiendo la soberanía de la nación. Por ende, no están defiendo los beneficios de toda la población sino que reclaman violentamente, según ellos, sus merecidos espacios políticos, económicos y culturales gringuísimos por demás decir, negando sus raíces y la voluntad popular. Es también un pesar, que a casi doscientos años de las luchas humanistas de nuestros próceres Miranda y Bolívar, aún en este principio del siglo XXI, dominen las cúpulas eclesiásticas, los grupos oligárquicos quienes fungen fielmente al imperio de los Estados Unidos de América, desconociendo y aborreciendo la esencia cultural de nuestra Patria.

Se concluye entonces con estas palabras: “(…) el objetivo final de la mundialización liberal en este amanecer del nuevo milenio, es la destrucción de lo colectivo, de la apropiación por el mercado privado de las esferas pública y social”. Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique. Por esta vil razón luchan las cúpulas y la oligarquía venezolana.

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