DETRIMENTO SOCIAL PARE HIJOS DE LA CALLE

Por: Erika Calanche Ramos

Antes de iniciar el desarrollo de éste artículo, pido a las lectoras y los lectores que fijen la mirada en los ojos de un niño (blanco, negro, pobre y rico) e internalicen que sienten con el reflejo genuino de esos ojos que aún tienen la gracia divina de ser niños.

Este tema que desde una óptica quizás subjetiva por parte del autor, ha sido subestimado por los políticos, sociólogos, economistas, madres, padres e hijos; que a su vez ha sido discutido, estudiado, visto, vivido y expresado. En este orden, muchas sociedades incluyendo la nuestra han asumido “los hijos de la calle” como parte de la cotidianidad, ya que el hecho se es permisible y tolerado, pues, se les mira en el andar y con un reojo se dice entre labios “que broma cada día hay más de ellos por culpa del gobierno”, otros le ofrecen comida, les dan dinero e incluso algunos de almas más nobles crean instituciones sin fin lucrativo para salvarlos de su hogar (las calles).

Sin embargo, este hecho tan sobrellevado, efecto de muchas causas, es responsabilidad de todos los seres humanos que integramos las sociedades que paren nuestros niños que se abrigan en las calles. Pero, en este artículo no se pretende únicamente señalar responsables, también se procura exponer cuales son y han de ser los posibles óvulos y espermas que han fecundado y fecundan a nuestros hijos adoptados por las amargas calles. En tanto, considerando los psicoanálisis sociales, la infección moral y educativa de los valores, principios y sentir humano, es la causa (óvulo-esperma) fundamental de ésta situación lúgubre, por ende, las acciones de cada individuo como madre, padre, hijo y hermano, intervienen sobre manera en los valores del núcleo familiar.

Aunado a lo expuesto, otra causa es todo lo que implica los procesos educativos, de formación, información y comunicación para la sociedad masiva. Y aunque esto no sea perceptible de un modo conciente, absolutamente todos los mensajes que se emiten y reciben diariamente a través de las diversas formas y sistemas de comunicación, influyen en el subconsciente de cada ser humano. En este orden de ideas, los medios de comunicación de masas son elementales en este proceso, generándose en este punto una escabrosa encrucijada dilemática “la razón pedagógica Vs. los intereses mercantilistas”.

Quizás muchos se preguntan ¿Cómo es que los medios masivos de comunicación son responsables de que nuestros niños duerman en las calles?, pues si, también son responsables, y explico: los trabajadores del oficio masivo comunicacional a través de su genuina y admirable tecnología producen y venden a nuestra conciencia un modelo de persona que desvirtúa la naturaleza humana. Por ejemplo: diseñan personajes o prototipos novelísticos como el de la mujer pobre que intima con el hombre millonario, queda embarazada, sola y a la deriva en la vida, pare a su hijo lo deja en la calle, con suerte, que en las novelas siempre alguien caritativo consigue a la criatura y lo adopta…ella se vuelve loca, va presa, luego de un capitulo en otro se transforma en la mujer profesional y luego millonaria despiadada que busca incesantemente ese hijo que algún día dejó.

Lamentablemente, la realidad es otra y es conocida mis apreciados lectores, pues nuestros niños aún duermen y se forman en la calle, lo razonablemente ocupante, es que se adaptan y acostumbran a ese modo de vida (sobrevivencia salvaje) la cual, según mi visión son y serán en su mayoría almas en el abismo, para no decir de un modo pragmático inadaptados y marginados sociales. Por otra parte, nuestras mujeres las más jóvenes en su mayoría aprehenden el personaje del ejemplo expuesto. Aunado a ello, la figura del hombre y padre que se vende a la sociedad es déspota y machista, por ejemplo: El hombre millonario que se mencionó en el ejemplo anterior, consentido de lujos y placeres se ve obligado a dejar la mujer pobre porque su familia no lo acepta, además se casa con la mujer que lo representa o de su mismo estatus social, dejando claro que no la ama; otro personaje, es el hombre malo de clase media acomplejado que usa y veja a la mujer dedicado a la trampa y la ambición para elevar su estatus social, que por lo general termina en la cárcel. Y así un sin fin de ejemplos de personajes que diseña la industria televisiva y del cine, pero utilizo éstos porque son los que directamente ejercen sobre las conductas de las mujeres y los hombres, es decir, son los efectos del tema tratado.

Asimismo, los sistemas gubernamentales o las políticas aplicadas en las diversas sociedades inmersas y victimas de esta situación vivencial, deben dirigirse a la transformación del individuo de manera positiva, regulando a través de las leyes estos mensajes subliminales y manipuladores que producen estos medios masivos (Televisión, Cine, Radio, Prensa e Internet), que fungen en detrimento de la sociedad. Obviamente, es preciso destacar que las regulaciones y los mandatos legales no son bien vistas ni aceptadas por éstos mercaderes comunicacionales, ya que son asumidas y peor aún, vendidas (difundidas) a la sociedad con el significante de: represión, mordaza, falta de libertad, dictadura, uniformidad o unilateralidad, y muchas otras que vemos en algunos medios que se oponen a los cambios morales que propone la Ley de Responsabilidad Social aprobada por la Asamblea Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela a través del Ejecutivo Nacional (Hugo Chávez).

En verdad les digo, la solución no es diseñar albergues para nuestros niños, aunque debo agradecer a todo aquel que lo hace con el alma; no es darles de comer un día, no es en peor caso, girar la cara a un lado para hacer en cuenta que no están en las calles, ni menos decir entre labios “Dios que pobreza afea nuestras calles por culpa del gobierno” o “pobrecitos esos niños”. No, simplemente actuar de la manera más humana, sentir que somos responsables, actuar en la vida con el principio y el valor de educar nuestros niños tanto los que están en el hogar y como los que duermen en las calles, desempeñar acciones de amor entre unos y otros, aunque les suene a palabras bíblicas que de hecho lo son. Exigir calidad cultural y humana a esos medios que nos educan y nos forman de manera implícita o virtual. Concienciar que somos, a qué venimos y qué formamos. Sin más apreciadas mujeres y apreciados hombres, esta desde mi sentir, estas son algunas curas a esta mala praxis política y social que embriona nuestros niños de la calle.


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